Pregón Grupo Parroquial. 2024
PREGON SEMANA SANTA 2024
Sentir Cofrade Competeño
En estos días de marzo,
Nuestro olfato ya percibe
Olor a cera y a incienso
Y en la retina se plasma
La belleza de un misterio.
Que corra el aire y extienda
Por toda Cómpeta entera,
Ese aroma tan intenso
Que se impregna en primavera.
Devoto pueblo que las calles
Va poblando cada noche
Al paso de un Dios que muere
Y de una Virgen sin norte.
Es época de cornetas,
De lirios y de claveles,
De costados y martillos
De sueños y de placeres.
De fervor y de pasiones,
De madrugás y calles llenas,
De túnicas y capirotes,
De emociones, rezos y penas.
Rvdo Padre Liviu, Excma. Sra. Alcaldesa doña Rosa Luz Fernández y miembros de la Corporación, Representante del Grupo Parroquial Pilar López, hermanos de cofradías de pueblos vecinos, a mis queridos hermanos cofrades, a todos los asistentes y hermanos en la fe,
Sed todos bienvenidos al Pregón de Semana Santa de Cómpeta 2024.
Ya ha pasado otro año, está a punto de volver a estallar la primavera, ese estallido eterno, siempre igual, señal inequívoca que la Semana Santa está llamando a las puertas de nuestro corazón y de nuestros sentimientos de fe.
Sin embargo, el Pregón de este año no es igual, si tuviera que describirlo con un calificativo sería DIFERENTE.
Cuando en una reunión del Grupo Parroquial se propuso que cada una de las cofradías, tal y como en el pueblo se nos conoce, participara en el Pregón y así hacer un recorrido por toda la Semana de Pasión, hubo muy buena aceptación, es más, incluso se dijo que era una buena idea.
Ellos cogieron papel y lápiz y se pusieron manos a la obra. Expresar sentimientos, es difícil y más aún cuando los tienes que exponer en público. Ellos abrirán su corazón a todos y cada uno de nosotros y harán un recorrido por toda esta Semana Santa que está justo tras la vuelta de la esquina.
Este pregón estará amenizado por la música. La primera marcha que Marcial acaba de interpretar se llama “La esperanza de María”, con ella tenemos presente a la madre de Jesús que estuvo con Él durante toda su pasión y esta tarde nos acompañará durante nuestro pregón. Y la marcha para cerrar el acto se llama “Eternidad de la banda del Rosario de Cádiz” donde viviremos junto a Dios después de dejar nuestra vida en este mundo. Son muy bonitas las versiones al piano interpretadas por Marcial. Isabel con su música y su voz será el nexo de unión entre cada participación cofrade y nos deleitará nuestros oídos y como siempre engrandecerá nuestra alma.
Al pregonero de la Semana Santa del año pasado, Francisco José Cebreros Ruíz, que hoy nos acompaña, también le hemos encomendado una tarea, que es explicar cuál es la misión del cofrade y que así nos sumerja en este apasionante mundo cristiano.
Paco, cuando quieras, tuya es la palabra.
PRESENTACION
Buenas noches,
Me alegro de volver aquí otra vez, pero hoy como un espectador más, para poder disfrutar de uno de los momentos más esperados de los cofrades. Por eso hoy vamos a escuchar y sentir la voz y el corazón de las personas que aman a Dios y a su bendita Madre.
En primer lugar, saludar a aquí los presentes, buenas noches Padre Liviu, buenas noches Excelentísima Alcaldesa Rosa Luz Fernández, buenas noches a la Presidenta de la Agrupación Pilar y amigos cofrades y vecinos de Cómpeta.
Voy a ser breve, ya que hoy soy el presentador y todos esperamos la gran actuación.
Cómo hablé en mi pregón y varias veces mencioné, todo es aquí y ahora.
Ser bienaventurado me enseñó que todo pasa por algo. Y por eso me siento súper agradecido a mi Virgen porque hoy no voy a presentar a una sola persona, sino a un conjunto de almas que hacen feliz durante toda esta Semana a los cofrades.
Deciros que es un orgullo presentarse en el altar y de mostrar vuestras almas desnudas frente a la Fé hacia nuestros titulares, porque hacer este trabajo, ¡porque si es un trabajo!, tiene mérito, ya que le dedicáis 365 días al año.
Quiero puntualizar con voz al alza la gratitud del trabajo de la mujer en el mundo cofrade, dado que gracias a su esfuerzo e implicación de todas ellas, cada día hay más amor a Él y a Ella en este pueblo, así que gracias Pili , gracias Loli, gracias María José, gracias Aurora, gracias Carmenchu, gracias Angelita, gracias Luisa, gracias Patri, gracias Anabel, gracias Trini, gracias Patricia, gracias Toñi y gracias Mari Carmen, seguro que alguna se me quedó atrás, pero si, gracias a tí también.
Porque demasiadas batallas tenemos todos los días, y sobre todo cuando nos miramos en el espejo y vemos que todavía nos falta mucho para ser lo que Dios quiere de nosotros. Pero es que Dios quiere que piense eso, y por eso estamos aquí. Para desnudar nuestras almas y hablar de Él y de Ella, porque los amamos y los seguiremos haciendo mientras nos falte el último aliento, porque no se puede explicar al 100% lo que el corazón siente cuando nos ponemos a sus pies para adorarlos.
Sólo sé que todos los que estáis en esta agrupación y vais a relatar vuestra pasión y amor hacia Ellos, lo haréis con firmeza y con la cabeza alta, porque todos los días lo hacéis y lo demostráis haciendo toda esta labor de trabajo y amor hacia Ellos.
Ya termino, rápido pero preciso porque es verdad que soy el primero que os quiere escuchar, así que M.José, Juanma, José Carlos, Angelita, Francisco, Dani, Toñi, Pili, Patri, Anabel Aurora y José ya os digo que os honra, porque abrir el corazón y decir lo que amáis a Él no todos son capaces de hacerlo y fijaros que hasta San Pedro lo negó, no una, sino tres veces, y ustedes aquí y ahora vais a demostrar vuestro amor y solemnidad a Dios. Así que adelante hacia la aventura más bonita de toda esta noche.
INTRODUCCIÓN
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Dios habla y las cosas que no existían antes surgen, comenzando con el Universo mismo. La creación es un acto exclusivo de Dios que duró seis días, siendo su obra maestra la creación del hombre y descansando al séptimo día.
El hombre desobedeció a Dios y este mundo creado tenía que tener un Salvador, pero antes tenía que visitar a María el Ángel San Gabriel, “He aquí la esclava del Señor, Hágase según tu palabra”. Desde aquel momento, una explosión de amor, entrega, caridad, misericordia, docilidad, transparencia y honradez hizo que Dios diera al mundo un mediador sin límite, capaz de darlo todo por nosotros.
Sí, yo soy vuestro Salvador, nací en un pesebre en la ciudad de Belén, los pastores fueron los primeros que vinieron a traerme los presentes y tuve la gran suerte de ser adorado por los 3 Reyes Magos de Oriente.
Mi niñez la pasé en Nazaret donde fui creciendo tanto en sabiduría como en estatura y gracia de Dios tanto ante Dios como ante los hombres.
Los años fueron pasando y después de 30 años de vivir una vida sencilla, de trabajo y de familia, dejé la casa de mis padres porque ya estaba preparado para ir de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia del Evangelio.
En primer lugar, me dirigí al río Jordán, poniéndome en cola con los pecadores para ser bautizado por Juan el Bautista y en ese instante mi Padre proclamó “Este es mi hijo amado, en ti me complazco”.
Después me fuí al desierto donde el calor era sofocante durante el día y hacía un frío intenso durante la noche, sin olvidar la escasez de comida y agua durante 40 días. Allí fui tentado por el Maligno pero superé esta prueba con la ayuda de mi Padre en la oración y con su gracia y encontré la fortaleza en hacer la voluntad de mi Padre con la fuerza del Espíritu Santo.
Es el momento de comenzar mi VIDA PÚBLICA:
- De anunciar el Reino de Dios. De traer ilusiones, anhelos y sueños que muevan vuestra vida todos los días y os llenen de felicidad.
- De hacer Discípulos. De dar sentido a la vida de quienes me seguían, los hice pescadores de hombres y les prometí que si pedían algo en mi nombre, lo haría, que incluso si tenían una fe tan pequeña como un grano de mostaza podrían mover montañas.
- De preparar mi Muerte. Con ella mi Padre eliminará la muerte para siempre y así enjugará las lágrimas de todos los rostros.
Convertí el agua en vino, sané a los enfermos, caminé sobre el agua, calmé la tempestad, le dí vista a los ciegos, alimenté a la multitud, le dí vida a los muertos y todos estos milagros fueron posibles y todas mis obras están alineadas con la voluntad de mi Padre para “Que el Padre sea glorificado en el Hijo”.
Dicen de mí, que fui el Maestro más grande que jamás haya existido; así usé parábolas para la gente sencilla y lenguaje alto para los intelectuales.
Me dí a los niños, a los pobres, a los que sufrían “no llores”, a los enfermos (los míseros leprosos), a los endemoniados, a los pecadores. Le devolví a la mujer su dignidad, el lugar que a ellas les correspondía en la sociedad, la que mi Padre les dio desde su creación. Acogí a todos, a los ricos también.
Todo aquel que escuchaba mi Palabra, me seguía y así escogí a mis doce discípulos, los cuales dejaron todo y vinieron conmigo porque ellos me tenían que ayudar a contar a todos la Buena Nueva del Reino de Dios.
Ya han pasado tres años desde que comencé mi misión y ahora ha llegado el momento de vivir mi PASIÓN, para ello he escogido a estos humildes cofrades que os la van a detallar con todo lujo de detalles mi Semana de Pasión, de Muerte y Resurrección.
JESÚS EN SU ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN (Canto)
Esta es la historia de un hombre
qué grande tuvo que ser.
Hace más de dos mil años
Montado en un borriquillo
Entraba en Jerusalén
Le seguían doce amigos
Que caminaban con Él.
Limpia su mirada, era su equipaje
Un corazón de humildad
Y pregonaba al mundo su mensaje
Que hablaba de amor y paz.
Que grande tuvo que ser
Bendito sea su nombre
Cuando tiraba la red
Era pescador de hombres
Y fue sembrando la fe.
1.- LA BORRIQUITA
El domingo de Ramos, Jesús vuelve a entrar en Jerusalén. Aquí como en tantas partes del mundo, nos reuniremos como pueblo para recibir a nuestro humilde Rey, con palmas y ramas de olivo.
El domingo de Ramos es la gran puerta que se nos abre todos los años para que entremos en la Semana Santa.El Señor de los milagros se sienta sobre un sencillo asno y entra en la Ciudad Santa, en nuestro pueblo, camina hacia nuestra parroquia. Jesús viene a lo largo de la calle San Antonio, agiten sus ramos, avisen a los vecinos, escuchen los cantos: “Hosanna el que viene en el nombre del Señor”.
Es justo en este momento de alegría compartida contigo Señor, cuando mi imaginación retrocede lo suficiente para recordar los días previos de preparación, cuando estoy frente a frente contigo y quedo embelesado con tu mirada y me hablas sin abrir tu boca, me dices que te prepare bien, que el pueblo tiene que verte muy alegre, pues es tu entrada triunfal en Jerusalén, ves esa Puerta Dorada a lo lejos y tus ojos no pueden brillar más. No sé explicar lo que sentí en Tierra Santa cuando desde el monte de los olivos yo pude contemplar esa misma puerta que se quedó grabada en mi retina y en mi corazón.
Quien siempre se había opuesto a toda manifestación pública de alabanza, quien se había escondido cuando el pueblo quiso hacerle Rey, se deja hoy llevar en triunfo. Sólo ahora cuando sabe que la muerte está cerca, acepta ser aclamado como el Mesías. Jesús sabe que en realidad reinará desde la cruz, ya que el mismo pueblo que hoy le aclama jubiloso dentro de poco le abandonará y le conducirá al Calvario. Las palmas se convertirán en azotes, los ramos de olivo en espinas y los vítores en burlas.
La liturgia, con la ceremonia de la bendición de los ramos y palmas, los textos de la Misa entre ellos, el relato de la pasión de nuestro Señor, nos muestra lo unidos que están en la vida de Jesucristo la alegría y el sufrimiento, el gozo y el dolor.
Y tras la celebración de la Eucaristía, sigues recorriendo con júbilo todas las calles del pueblo de Cómpeta y compartes esta alegría tuya con los niños vestidos de hebreos, con todos los que están en la calle, con los que te ven pasar desde sus casas, con los turistas que están de vacaciones, con todos, esta alegría va inundando todo el recorrido y va dejando un aire embriagador.
En la procesión triunfal, en medio del entusiasmo, el bullicio y la alegría, brilla la silenciosa figura de un burro, que fiel y obediente lleva al Señor, “Un borrico fue el trono de Jesús en Jerusalén”. Este animal con el trote más gallardo que sabe, servía orgulloso de trono al Señor, pues sobre sus ásperos lomos lleva el peso suave de Jesús. Nos recuerdas que no quieres grandezas y nos das a cada uno de nosotros la mayor enseñanza de humildad hasta ese momento dada por Ti.
Pero y tu corazón, ¿también va alegre? Cómo puede ir alegre, si quieres que seamos humildes ¡y nos cuesta tanto! Sólo buscamos la felicidad en el dinero, en el poder, en las influencias, cuando somos importantes, cuando somos mejores que los demás. Señor perdónanos porque Tú conoces toda nuestra fragilidad y terquedad.
El corazón nuestro también se entristece cuando llegamos a las puertas del Cementerio, recordamos a todos los que tuvieron que partir a la casa del Padre y hoy les queremos obsequiar con una pequeña ofrenda floral, esos dos ramos de flores que llevas a tus pies para nuestros seres queridos que siempre estarán en nuestros corazones.
Está llegando el final de la procesión y vemos a lo lejos las puertas de la Ermita de San Antón abiertas de par en par, esperando tu regreso. Sabemos que nos adentramos en la Semana más vibrante del año, en la que está todo por vivirse nuevamente, la ilusión está intacta, todo es alegría, gozo y esperanza. Si no lo aclamamos nosotros hoy, ¿lo harán las piedras…..?
Pero nuestra esperanza e ilusión estallarán en mil pedazos.
Como cada año, el domingo de Ramos es la puerta. Podemos pasar………
JESÚS CAUTIVO (canto)
En una cena sagrada
Su cuerpo y sangre le dio.
La pasión fue su destino
Y uno de aquellos amigos
Por dinero lo vendió
Y en el huerto los olivos
Con un beso lo entregó.
Lo hicieron Cautivo
Como a un delincuente
Como si fuera un traidor
Lo condenaron siendo un inocente
Que hablaba de paz y amor
Qué grande tuvo que ser
Que su sentencia divina
Era la cruz de la fe
Y una corona de espinas
más le hizo padecer.
2.- JESÚS CAUTIVO
El Miércoles Santo para mí comienza el domingo después de haber dejado a Jesús montado en su borriquita en la ermita de San Antón.
En la tarde del Domingo de Ramos, los miembros de nuestra cofradía traemos el trono a la Iglesia. Una vez que hemos preparado el trono, me quedo en la Iglesia con mi padre y mi tío Pepe Luis para vivir uno de los momentos más emotivos para mí, pues tengo la gran responsabilidad de vestir a nuestro Padre Jesús Cautivo. No todo el mundo tiene la suerte de haberse puesto frente a esta imagen tan cerca y ver el dolor que expresa su mirada, esa boca entreabierta que parece pedirnos ayuda y esas manos atadas.
Me pregunto, ¿a qué me invitas Jesús Cautivo? Me invitas a permanecer en ti, a seguirte, a imitarte, a amarte, a configurarme contigo. A mantener una relación vital, personal y existencial. Nos invitas a todos a permanecer en Tí como tus discípulos para dar fruto abundante.
Y como tus manos están atadas, nos dices que ahora nosotros somos tus manos y nos animas a actuar con tus gestos y tus palabras, que expresan amor a los cercanos y búsqueda de los alejados; ternura y firmeza en la denuncia del pecado y el anuncio del Evangelio; alegría y generosidad en la entrega y el servicio, sobre todo a los más pequeños, rechazando con fuerza la tentación de dar todo por perdido, de acomodarnos o de volvernos solamente administradores de desgracias.
Ya llegó el Miércoles Santo y volvemos a la Iglesia para terminar de arreglar todo para la procesión de esta noche.
No os lo voy a negar, pero ya empiezo a tener nervios, unos nervios que van creciendo cuando ya estamos listos para salir y escucho llegar la Banda de Cornetas.
Estos nervios se desvanecen cuando el Padre Liviu hace una oración y rezamos todos juntos antes de salir, es en ese momento cuando miro a nuestro Padre Jesús Cautivo y me pongo en sus manos, aunque las tenga atadas porque sé que Jesús Cautivo nos curará, nos guiará y nos salvará. Le pido que nos acompañe y nos cuide siempre.
Una vez que Jesús Cautivo está en la calle, sólo podemos disfrutar de verlo caminar por las calles de nuestro pueblo meciendo su blanca túnica. Pasando por cada una de las casas que forman este hermoso pueblo y tu mirada se fija en la ventana de una casa, allí hay una mujer muy viejecita que aunque no pueda casi caminar, esa noche con mucho esfuerzo se asoma a la ventana para verte, para rezarte, para adorarte, para lanzarte un beso y reconocer que tú eres el Hijo de Dios.
Cuando estás de vuelta a tu casa, reconozco que en todo tu recorrido nos has revelado tu amor incondicional a tu Padre y nos ha contagiado la alegría que brota de la obediencia a su voluntad y el servicio a los hermanos; y siempre me despido con esta pequeña oración:
“Señor Jesucristo: Tú que has querido pasar por la condición de esclavo para librarnos de nuestras esclavitudes, mira con bondad a los que sufrimos bajo el peso del egoísmo, las pasiones, mentiras, injusticias y pecados y haznos por el amor y la verdad. Líbranos de todos los males y cautívanos con las ataduras de tu amor, para que, siguiendo tus huellas de Pasión, alcancemos los gozos eternos de la Resurrección.
Amén.
JESÚS ATADO A LA COLUMNA (Canto)
Los azotes que le dieron
Por amor los soportó.
Los soldados sin piedad
le golpearon con fuerza
pero Él no protestó
cumplía la voluntad
del Padre que lo envió.
De sus ropas despojado
fue vilmente torturado
y se burlaban de Él
¡Salve al rey de los judíos!
¿dónde está ahora tu poder?
Con la corona de espinas
Él es el rey de la gloria
que su sangre derramó
para darnos plena vida
y del pecado nos rescató.
3.- CRISTO ATADO A LA COLUMNA
Jesús, leí que el verbo contemplar, referido a los asuntos religiosos, significa entre otras cosas “ocuparse con intensidad en considerar los misterios divinos” y hoy hemos venido acongojados hasta este lugar a contemplar cuanto amor derramas por la humanidad y, en concreto por todos nosotros… Hace unas horas lo dijiste durante la cena cuando tenías la copa de la bendición en tus manos: “ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados”; y ahora estás ahí, atado a la columna, lleno de sangrientas heridas, ¿Qué digo? ¡Tú mismo eres una inmensa herida que clama al cielo!
¿Era precisa tanta sangre para mostrar tanto amor? ¿En tan grave peligro nos encontrábamos los hombres para merecer tal atención, tal derroche de misericordia por tu parte?
Los azotes y los golpes te han dejado irreconocible y sangrando por todo el cuerpo.
Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.
Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. Fue oprimido y él se humilló y no abrió la boca.
Así te veo ahora, mi Jesús. Te han pegado hasta desfigurarte, hasta cansarse y derramarte por el suelo.
Has entrado en el suplicio en nuestro lugar, rompiendo la nota de cargo que contra nosotros mismos había escrita por nuestros pecados, ofreciendo al Padre esta vida tuya que hemos derramado como pago de la deuda.
Desde tu sitio miras al cielo implorando nuestro perdón, pidiendo que sea acogido tu sacrificio y acepte Dios el trueque: tu sangre por la nuestra, tu vida por nuestra vida.
Y nosotros, pueblo de duro corazón, acostumbrados a tu sufrimiento, a verte cada año en este tormento permanecemos impasibles, ajenos a toda esta muerte que te rodea como si no fuera con nosotros.
¡Ayúdanos Jesús, que año tras año, permaneces por amor atado a esa columna haciendo eterno tu sacrificio! ¡Tú que eres la luz, alumbra la oscuridad de nuestra muerte, ilumina el camino que nos saque de este abismo de hacer siempre nuestra voluntad, ábrenos la senda que conduce al paraíso de poder hacer cada día la tuya!
Esta fe es la que nos tiene hoy aquí contemplando tu misterio, esperando con ansia que llegue el miércoles santo para alzar tu trono y procesionarte por las calles de nuestro pueblo para que tu luz, esa luz llena de amor que irradias, llegue a todas las gentes y alumbre todos los rincones oscuros, cumpliendo un año más lo que de ti dice la Escritura por medio del profeta:
“Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará”.
Y en medio de la noche, en nombre de todo el pueblo –el que te conoce y el que no oyó nunca hablar de ti, o no quiso- una voz quebrada responderá al llegar a la plaza a tu acto de amor:
¡Miradlo dulce y sereno, al mejor de los nacidos, al que los hombres le dieron martirio de escalofrío siendo tan santo y bueno!
La plaza te recibe en silencio; hoy es el comienzo del gran misterio y como Tú a la columna, nos sentimos atados a nuestros pecados, pero verte tan sereno, tan lleno de amor y misericordia hacia nosotros, nos ilumina la esperanza.
JESÚS NAZARENO (Canto)
Hacia el Calvario camina
Y va llevando una cruz.
De amargura es el camino
Que le lleva a su destino
De sufrimiento y dolor
Pero su rostro divino
Todo lo llena de amor.
Lleva el Nazareno
Sangre en sus heridas
Sus ojos llenos de luz
Y el cirineo de sus tres caídas
Le ayuda a llevar la cruz.
Qué grande eres Jesús
Bendito siempre tu nombre
Eres del mundo la luz
Que por amor a los hombres
Tu vida diste en la cruz.
4.-PADRE JESUS NAZARENO
Llega el Jueves Santo y tras haber pasado la primera noche de procesiones toca madrugar porque tenemos trabajo.
Hoy nos encontramos todos los cofrades en la Iglesia para preparar todos nuestros Santos Titulares.
Lo primero que tenemos que hacer es bajar a Jesús Cautivo del trono para poder subir a Nuestro Padre Jesús Nazareno que previamente habíamos vestido con su túnica de salida, una magnífica túnica morada con bordados en oro que hace resaltar aún más la imagen de nuestro Señor con su cruz a cuestas, que refleja la pasión, el dolor y el sufrimiento que Jesús pasó para salvarnos y que el mal no tiene la última palabra.
La imagen del Nazareno no deja a nadie indiferente, cuanto más la miras, más desaparece, y se contempla a Aquel a quien representa, que no es otro que Dios mismo. Representa la máxima cercanía entre lo divino y lo humano. ¡Cuántas oraciones, cuántas peticiones, cuántas lágrimas ha recogido! ¡Cuántos padres han pedido ante él por sus hijos…! ¡Cuántos enfermos, cuántas promesas…! La gente en sus momentos de crisis y de tristeza se siente muy identificada con Él. Esta bendita imagen, por ser de la más antigua despierta un gran fervor en nuestro pueblo.
Durante esta procesión se puede sentir el respeto que se le tiene al Calvario que pasó Jesús cargando con la cruz por todos los pecados del mundo. Es una Cruz grande y pesada. ¿tendrá fuerzas para llevarla? Es la Cruz de todos los hombres. Jesús Nazareno transmite fe a todo aquel que se fija en Él, le ayuda a llevar con más calma y serenidad los acontecimientos adversos de la vida, como las enfermedades, las dificultades económicas o la falta de trabajo. Al ver tu Cruz recordamos “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré” y si alguno quiere venir en pos de mí “niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Si ponemos nuestras preocupaciones sobre Ti y nos dejamos acompañar por Ti, tu carga se convierte en Gracia y ahora como tú estás aliviado de tu cruz, correrás a aliviar a los demás.
Cuando llegamos a la plaza, esperamos la llegada de tu madre, la Virgen de los Dolores y tras un emotivo encuentro y al toque de las cornetas regresamos de nuevo a la Iglesia y ahora yo te digo:
- Nuestro Padre Jesús Nazareno, por tu dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros.
- Nuestro Padre Jesús Nazareno, en tu amor divino, enciende nuestros corazones.
- Nuestro Padre Jesús Nazareno, salva nuestras almas con tu sangre redimida.
Por último, te presento mi súplica Señor, para que concedas a todos fidelidad y constancia, para que nos enseñes a compartir nuestras cosas con quienes viven a nuestro lado, para que guardes a todas las familias en el verdadero amor, para que los hijos sean recibidos como don tuyo, para que los que creen vean robustecida su fe, para que los que vacilan y dudan hallen seguridad en tu palabra.
Tú serás nuestro Rey y Señor y así quedará instaurado en el mundo tu reino de justicia, de amor y de paz.
VIRGEN DE LOS DOLORES (Canto)
En la Vía Dolorosa
se cruzaron sus miradas.
Mientras Jesús caminaba
sus pasos acompañaba
la que la vida le dió
para darle fortaleza
y la confianza en Dios.
No pudo acercarse
pero desde lejos
todo su amor le entregó
y cargando el pesado madero
hasta el calvario llegó.
Mientras Cristo agonizaba,
la gente se dispersaba
Él a su Madre le habló,
eres la Madre de todos
cuídalos, protégelos.
5.- VIRGEN DE LOS DOLORES
Es para mí un gran honor estar aquí hoy, en la víspera de estos días sagrados de Semana Santa para compartir con ustedes la profunda devoción que siento por la Virgen de los Dolores. Durante los últimos 16 años he sido portador de su imagen, parte de la familia de sus hermanos mayores y este año tengo el privilegio de ser miembro del Grupo Parroquial. Para mí la devoción a esta sagrada imagen es muy personal y significativa.
Permítanme comenzar compartiendo un poco sobre mi propio viaje hacia la fe y cómo llegué a ser portador de la Virgen de los Dolores. Mi encuentro con esta devoción no fue casualidad, sino gracias a mi esposa, un amor que ha iluminado mi camino, ella es quien despertó en mi esa devoción y me mostró el profundo amor y consuelo que María puede ofrecer a aquellos que sufren. Al igual que muchos de ustedes he vivido momentos de dolor y sufrimiento en la vida. Pero fue a través de mi encuentro con la fe, en medio de las pruebas más difíciles, cuando experimenté una transformación profunda y significativa.
Recuerdo el día en que presencié el poder de la fe en medio del sufrimiento. Una persona muy cercana se encontraba muy mal y finalmente falleció. Fue un momento de profundo dolor y gran tristeza para todos nosotros. Sin embargo, a la hora de su muerte, algo extraordinario sucedió, una sonrisa en su rostro, una paz que parecía trascender todo entendimiento humano. Contemplando su rostro, comprendí que la muerte no es el final de la historia, sino el comienzo de algo nuevo y eterno.
Esta experiencia me llevó a reflexionar sobre la pasión de la Virgen María, la Madre de los Dolores y del mismo modo que ella permaneció junto a la cruz de su hijo también he aprendido a confiar en que Dios está con nosotros en medio de nuestras pruebas difíciles.
En estos días Santos, Miércoles, Jueves y Viernes y Domingo de Resurrección, en los que la Virgen de los Dolores sale por las calles de nuestro pueblo, los portadores somos llamados a recordar el papel de María en esta historia sagrada. La Virgen nos enseña que incluso en los momentos más oscuros, hay esperanza. Y esa es nuestra responsabilidad como portadores, llevar este mensaje de esperanza y consuelo a todos y cada uno de nuestros hermanos.
El Miércoles Santo marca el comienzo de nuestro recorrido y cómo la Virgen María acompaña a su hijo al ser cautivado y después azotado, en la angustia que sintió ella al ver la traición a su hijo y los azotes recibidos y nos unimos todos en devoción, llevando en nuestros corazones el profundo respeto por la sacrificada entrega de madre e hijo, pues cuando a Jesús se le desgarraban las carnes por las caídas y por los golpes del látigo, a María se le desgarraba el alma por tanto sufrimiento.
El Jueves Santo nos sumerge en el misterio del amor y la entrega de nuestro Señor Jesucristo y su madre continua lo más cerca posible de su Hijo camino hacia el Calvario cargando con el madero de la Cruz tras haber escuchado la sentencia de muerte. La Virgen de los Dolores acompañó a su hijo durante todo el recorrido, ¿cómo iba a abandonarlo en esos momentos? ¿Cómo podría una madre abandonar a su hijo en tales circunstancias?..., cada caída con la cruz, la sufría María en su corazón. Durante todo nuestro recorrido acompañamos a nuestra Madre que llora y sufre en silencio.
¡Virgen María, la Madre de los Dolores!, acompáñanos siempre durante toda nuestra vida, enséñanos a tener la misma fortaleza y confianza en los planes de Dios que Tú mostraste en tu vida desde que te pusiste en camino para servir a tu prima Isabel llevando en tu seno al Salvador, su nacimiento en un establo, la huida a Egipto para salvar su vida, la angustia cuando lo creíste perdido y lo encontraste en el Templo y por último su Pasión y Muerte que te profetizó Simeón.
Intercede ante Dios por todos nosotros, tus hijos.
SANTO CRISTO CRUCIFICADO (Canto)
En el calvario se encuentra
mi Jesús crucificado.
A sus verdugos ha perdonado
y al ladrón arrepentido
le promete el paraíso
y nos entrega a su madre
en su apóstol preferido.
Se siente desamparado
sed dice Cristo que tiene
ya todo está consumado
y en las manos de su Padre
su espíritu le ha entregado.
Dicen que por un momento
se rasgó el velo del templo
y el cielo se oscureció
y en tinieblas y en silencio
el mundo entero quedó
6.- CRISTO CRUCIFICADO
Ven pecador
Ven hasta mí
Que te estoy buscando
Desde que nací
No más pecar
Hazlo por mí
Que clavado muero
Por salvarte a tí
Hoy es Viernes Santo, todavía no ha amanecido, son las siete de la mañana y Jesús Crucificado está en la puerta de la Iglesia de Cómpeta. Como manda la tradición, junto a él están todos los hombres del pueblo, niños, padres y abuelos, los que viven aquí y también los que viven fuera pero hacen todo lo posible por venir a acompañar a su Señor en este su Vía Crucis, durante sus catorce estaciones, en este acto de piedad y en un camino de oración por todas las calles del pueblo.
En la procesión Tú vas el primero y todos los hombres detrás de ti, ellos te siguen porque Tu eres el camino, la verdad y la vida y te acompañan con sus rezos y cantos. Las mujeres te vemos pasar asomadas a la ventana de nuestras casas o nos ponemos en cada esquina para verte Señor, te rezamos para así intentar aliviar tu dolor.
Recordamos el largo camino que Jesús recorre atormentado por el dolor, con rostro dolorido por el peso de la Cruz, tras burlas, azotes, humillaciones y desprecios. Sus cicatrices nos curaron y sus caídas nos levantaron.
Jesús fue condenado a muerte, una muerte cruel e injusta, pero esencial para la Humanidad. Dios tenía un plan y es que todos viviéramos de nuevo.
Después de tanto sufrimiento, coronado de espinas, el Rey de los Judios, fue clavado en la Cruz en lo alto del Calvario, y así fue elevado el Hijo del hombre para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Oh Señor, cuando te veo en la Cruz, cuando te contemplo clavado de pies y manos, quisiera experimentar tu poder, tu fuerza, tu estilo de sufrimiento. Que tu Cruz sea un bálsamo en mis dolores, que tu Cruz sea una fuente de vida, como el grano enterrado da fruto abundante. Que veamos también tu Cruz en aquellos que sufren y están atados a situaciones de esclavitud y miseria. Y que reconozcamos tu presencia en el pan, en el vino, en la palabra, en el prójimo, en el silencio……
Todos queremos también consolar a Jesús, aceptando siempre y en todo la voluntad de su Padre, nuestro Padre. Sólo así degustaremos, la dulzura de la Cruz de Cristo y la abrazaremos con la fuerza del amor, llevándola en triunfo por todos los caminos de la tierra.
Señor ya has llegado a la plaza, uno de los momentos más emotivos, todos los hombres te rodean para rezar la última estación, antes de entrar a la Iglesia donde el párroco da la bendición a todos los que te hemos acompañado y cada uno se despide de Ti, diciéndote hasta luego o hasta el próximo año y seguro que algo más.
Ya han terminado los rezos y cantos de los hombres, la iglesia y la plaza quedan en silencio, pero tu continuas en la Cruz hasta esperar que llegue la noche para procesionar otra vez, pero ya la muerte ha hecho su aparición. Cristo ha muerto en la Cruz y todo se ha consumado.
Es noche de silencio por la muerte de Jesús, de majestuosidad de ese paso donde nuestro Salvador ha muerto, en ese imponente trono con sus cuatro ciriales encendidos, con unos portadores que se mueven al compás del toque de una campana y con las notas tristes de la Banda de música que nos acompaña, aunque esa noche los corazones de todos los competeños quisiéramos acompañarte en esta procesión con un gran recogimiento y en silencio. Durante todo el recorrido, el pueblo enmudece y sólo se escucha silencio, silencio, silencio. Te acompañan las mujeres que estuvieron al pie de la cruz, tu madre y María Magdalena.
Señor, no podemos soportar nuestra culpa, nosotros te hemos abandonado y lo peor de todo es que te hemos crucificado.
Perdón Dios mío,
Perdón y piedad.
VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS (Canto)
En los brazos de su madre
está el cuerpo de Jesús.
Tiene a su Hijo abrazado
su corazón desgarrado
y le da todo su amor
recuerda en este momento
lo que dijo Simeón.
Puedo morir en paz
he visto la salvación
de mi pueblo, Israel
y una espada a ti mujer
traspasará tu corazón.
Será luz de las naciones
y la gloria de Israel
caídas y contradicciones
y se verán los pensamientos
ocultos en los corazones.
7.- VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS
Muerto Jesús, José de Arimatea se dirigió con decisión a Pilatos y le pidió el cuerpo de Jesús. Éste ayudado por Nicodemo bajó el cuerpo de Jesús de la Cruz y lo entregaron a su madre que lo sostuvo entre sus brazos. Nuestra Señora de las Angustias que representa este momento, es una imagen conmovedora. La tristeza en sus ojos, sosteniendo el cuerpo de su hijo, con esa dulzura, con las manos en protectora o acogedora actitud, estremece a todo aquel que la mira con fe. ¿Qué sentiste madre al recibir el bendito cuerpo de tu hijo, ya difunto, en vuestro doloroso pecho?
¿Cuál no sería vuestro dolor al contemplar cerrados aquellos ojos que con una mirada habían convertido a Pedro, a Mateo,…? ¡Mudos aquellos labios que habían pronunciado tantas palabras de vida eterna! ¡Inmóviles aquellos pies que tanto habían recorrido en pos de los pecadores!
Ese último abrazo quizás te llevó a recordar el cariño cuando de pequeño lo apretabas en tu regazo, aquellas dulces escenas en Belén, en Nazaret cuando eras feliz con tu Hijo.
¿Qué amargura sentirías al considerar que ya no le volverías a ver más entrar por la puerta de tu casa, ni sentarse a la mesa contigo para poder consolarte con su divina presencia?
¿Cuánto no sufriría tu corazón, al darle el último adiós a aquel cuerpo, en cuya posesión estaba tu vida?
¿Cuánto no padecería tu alma al tenerte que separar de aquella tumba bajo cuya losa dejabas encerrados tesoros de amor y esperanza?
María después de la muerte de su Hijo debió sentir una soledad tremenda, un gran desconsuelo, pero ahora tenía una nueva responsabilidad, su hijo desde la Cruz la nombró madre de todos los hombres, cuando dijo “Mujer ahí tienes a tu hijo”, tarea sumamente difícil, más sabía que contaba con la ayuda de Dios.
Otra vez aparece su obediencia, no protesta, sino que acepta ser la madre amorosa y velar por siempre por toda la Humanidad. Tiene un papel importante en la obra de la Salvación. Así con enorme humildad y desde su aceptación como Madre de la Iglesia, luchó por la unión de sus miembros y sigue intercediendo por un ecumenismo dentro y fuera de la Iglesia.
Ella siempre nos exhorta a la conversión, a poner a Cristo en el primer lugar de nuestras vidas, esa es su enseñanza que no sólo predica sino que es la primera en ponerlo en práctica, como ocurrió en las bodas de Caná, cuando dijo “Haced lo que Él os diga”.
María es modelo de confianza en Dios, en ella tenemos que fijarnos cuando en la vida tengamos momentos difíciles, momentos de tristeza, de ansiedad, de desesperación, porque es ahí donde nuestra fe es probada. En estas situaciones nos corresponde decidir si mantenemos nuestra fe en Dios o si nos damos por vencidos.
Pongámonos ante Él, sintamos su presencia y su cuidado. En su Palabra encontraremos ánimo, paz y fortaleza como tuvo la Virgen María toda su vida, eres querida Madre ejemplo de entereza en el abatimiento, como maestra de confianza en el Padre, adiéstranos en la esperanza. Esta imagen de dolor y soledad es también una historia de triunfo, pues tu Hijo anunció que el Tercer día resucitaría para librarnos de la muerte.
Un año más este Viernes Santo vas a salir a la calle con todo tu esplendor para que todos puedan venerarte y rezarte acompañando este paso y yo quiero pedirte que ayudes a los habitantes de este pueblo, para que las raíces cristianas sigan dando frutos abundantes de fe, esperanza y caridad. Ayuda también a nuestro mundo, para que respetando la dignidad humana y rechazando toda forma de violencia y de explotación, se edifique sobre cimientos sólidos y se construya la civilización de la justicia, del amor fraterno.
Virgen de las Angustias, ruega por nosotros.
SANTO SEPULCRO (Canto)
Ya se acabó la agonía, el dolor
y el sufrimiento.
Esta pena que ahora siento
por quién tanto amor nos dió
y en el sepulcro reposa
no puedo entender Señor
que todo acabe bajo esta losa.
¿Cómo llevo tu mensaje
tus palabras, tus milagros
si estas aquí sepultado,
¿cómo le explico a la gente
las maravillas que has obrado?
Porque Tú eres el Señor
y Tú tienes las respuestas
eres el Hijo de Dios
no puede quedar tu amor
encerrado tras esta piedra.
8.- SEPULCRO
Cómpeta no duerme esta noche quiere velar tu cuerpo y no dejarte solo, Señor. No podemos abandonar a quien ha dado su vida por nosotros. No queremos quedarnos dormidos como les pasó a tus discípulos en el Huerto de los Olivos, que no fueron capaces de velar unas horas mientras Tú orabas al Padre con agonía.
Es Viernes Santo y has muerto como si de un criminal se tratara, crucificado en la Cruz, ante la mirada de todos, dejando a tu madre sin aliento y con el corazón roto por la pérdida de su hijo.
Hoy es un día de profunda reflexión y dolor, en el que recordamos el sacrificio del Señor y donde todos en algún momento de nuestra vida nos vemos reflejados porque ¿quién no ha enterrado a su padre, a su madre, a un hermano? ¡Y cuantos padres o madres han tenido que enterrar a su hijo! Estos momentos son muy difíciles, muy duros. El dolor más grande que una persona puede experimentar, separarse para siempre de sus seres más queridos como también lo fue para Jesús por la muerte de su amigo, él también lloró.
El pueblo está de luto, es la noche más oscura y triste que vivimos en estos días y las calles del pueblo de Cómpeta se estremecen cuando comienza tu procesión a hombros de tus costaleros, acompañados con velas por tus fieles creyentes, que no quieren dejarte solo.
El silencio te acompaña por todo nuestro pueblo y es conmovedor observar como entre la multitud, algunas personas derraman lágrimas de dolor ante tu imagen, al paso del sepulcro. Sin embargo, Tú nos dices con tu muerte que el dolor nunca puede amordazar el alma y nosotros te damos las gracias por ser un Dios que ha aceptado dar su sangre, para nuestra redención, por no avergonzarte de tus heridas, por ser un verdadero hombre. Ya sabemos que eres uno de nosotros sin dejar de ser Dios, ahora entendemos que el dolor no es un fallo de tus manos creadoras, ahora que lo has hecho tuyo.
En el recorrido notamos el silencio amargo de un dolor tan grande producido por una muerte injusta y de fondo labios murmurando y algunas marchas procesionales que acentúan aún más la pena y tristeza que sentimos.
Y así, en este momento de sosiego, de calma, de paz, podemos sumergirnos en el misterio de tu dolor, en tu muerte encontraremos un mensaje de clemencia y en tu sacrificio un amor sin límites y sin temor.
La muerte, tu muerte, esa muerte injusta pero tan necesaria para nuestra salvación. Sin embargo, en estos días la muerte está presente en muchos rincones de la tierra. ¡Cuántos niños pierden la vida en las guerras o quedan huérfanos, cuantos niños mueren de hambre en países subdesarrollados!…, muertes injustas provocadas por los hombres, todas ellas podrían ser evitadas, pero a día de hoy, todavía hay muchas personas que no reconocen que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre y que Jesús nos dejó su mensaje “Ama a tu prójimo, como a ti mismo”.
Durante la procesión todos los vecinos salen a tu encuentro, y la emoción me acompaña durante todo el tiempo que dura esta estación de penitencia. Quisiera destacar dos momentos importantes para mí, uno sería tu paso por la Carrera, donde se puede contemplar a través de los cristales que protegen tu cuerpo, vemos tu rostro y al fondo la torre de nuestra iglesia que sobresale sobre todas las casas de este bonito pueblo y las autoridades que te acompañan con la solemnidad y el respeto que mereces.
Y otro, muy emotivo, tu llegada a la plaza donde todos te esperan y te reciben con un silencio estremecedor, un silencio que no se rompe ni siquiera al encerrarte en tu templo.
Allí te entregamos a tu madre, la Virgen de la Soledad, quien con lágrimas en la cara todavía no se cree la hora de tu trágica muerte. ¡Qué dolor tan grande para una madre, tener ante sus ojos el cuerpo inerte de su hijo!
LA SOLEDAD
En este momento, las luces de las calles de Cómpeta se van apangando una tras otra, quedando todo el pueblo en una absoluta oscuridad. Las mujeres encendemos nuestras velas para acompañar a la Virgen de los Dolores, en su Soledad, esa Madre con su corazón dolido pero lleno de amor y entrega. Tienes clavado en el pecho el puñal de la agonía, ¡Qué amargo Madre es este día!
Ella viene al final de la procesión, con su corazón roto de dolor, con unos ojos que no pueden derramar más lágrimas por la pérdida de su hijo, por un cansancio agotador, Madre ¿todavía se puede sufrir más?...
En la oscuridad y en el silencio de la noche, sólo se escucha el paso de los hombres de trono y el rezo del Santo Rosario. Todas las mujeres, niñas, jóvenes y mayores quieren estar a tu lado, desean consolarte y qué mejor manera que rezando los misterios del Rosario, hoy los de dolor.
También te cantamos y te decimos “Sálvame Virgen María, Óyeme te imploro con fe porque mi corazón en Ti confía”.
Todas las mujeres ya hemos llegado a la plaza, nuestros rezos ya han terminado, miramos hacia arriba y ya vemos la luz de las velas de tu trono y a Ti, Madre de la Soledad que durante todo este recorrido no has estado tan sola, tu sabes que todas compartimos tu dolor y esperamos la llegada de la luz que vendrá tras la oscuridad.
Te suplicamos que como Madre que ha conocido el dolor ante la muerte de su hijo, des tu consuelo a todas esas madres que sufren por sus hijos sea por el motivo que fuere. Y que al igual que en la oscura soledad de la Pasión y Muerte de tu hijo, las madres ofrezcan a sus hijos un bálsamo de ternura, de unión, de fidelidad, un sí a la voluntad divina.
Madre de la Soledad, te lo pedimos por tu ternura y amor infinitos.
MARÍA MAGDALENA (Canto)
Quién se encuentra con Jesús
le sigue sin condiciones.
María la de Magdala
se sintió por Él amada
sus pecados perdonó
Él la cogió de la mano
y en paz la despidió.
Ella agradecida
le acompañó enseguida
y Jesús le regaló
ser la primera testigo
en ver su resurrección.
Cuando te sientas hundido
busca a Jesús en tu camino
seguro lo encontrarás
y la paz y la alegría
Él te la devolverá.
9.- SANTA MARÍA MAGDALENA.
El primer día de la semana María Magdalena, sobrecargada por un dolor insoportable, sale en la oscuridad. Se dirige al sepulcro a buscar a Aquel que proclamó que perdería la vida, pero la recuperaría de nuevo.
“En mi lecho por las noches he buscado el amor de mi alma
Lo busqué y no lo hallé. Me levanté pues y recorreré la ciudad.
Por las calles y las plazas buscaré el amor de mi alma”
Y es que nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
María Magdalena conoció ese amor, el verdadero amor de Jesús. Un amor tan intenso que le llenaba el alma, la colmaba de plenitud y sabía que nunca la iba a abandonar. Por eso, en una noche de tinieblas salió a buscarlo, venciendo el miedo a la represión, a la muerte, a la soledad y a la incertidumbre. Impulsada por el amor y la fe incondicional a las palabras de su Maestro.
Cada Viernes Santo, cuando cae la noche, María Magdalena sale de nuestro templo recorriendo las calles y plazas de Cómpeta buscando a su Señor, camino del sepulcro.
Su cara refleja el dolor de su alma, su mirada una tristeza desgarradora y las lágrimas que recorren sus mejillas son símbolo de desconsuelo.
Pero no vas sola María, nosotros te acompañamos. Solos, en silencio, con respeto y conociendo todo tu dolor.
Debajo de tu trono, entre varales de un grupo de mujeres y hombres comparten tu sentir. Cada uno de sus corazones sabe por qué te acompaña. En su día a día también sienten miedo, angustia, preocupación tristeza, soledad… Pero no temen porque al igual que Tú corres buscando el amor de Cristo, todos sienten amor por Ti. Guías cada uno de sus pasos, le das fuerza cuando el peso cae sobre sus hombros y le das consuelo cuando lo necesitan. María Magdalena, tu eres figura de mujer nueva, llena de amor y esperanza, ejemplo de fe y confianza.
Cuando te miro me pierdo en Ti, me dejo embriagar por Ti, por tu ternura y tu sencillez. Es algo mágico, algo especial que lo sentimos cada Semana Santa cuando con mucho mimo te vestimos con tus mejores galas y te cubrimos de flores y perfume para que salgas a buscar el amor de tu Señor. El verte saliendo del templo nos colma de emoción, se detiene el tiempo.
Y aunque yo a veces dude, sé que no me abandonas, que en mi dolor me coges de la mano, me acompañas y me cuidas. María Magdalena, mi Magdalena: SIN TI NO SOY NADA. Gracias por llenarme de vida, de amor y de esperanza. Gracias por devolverme la ilusión y la fe.
Avanza la noche, nuestro caminar. La música inunda nuestros sentidos. Huele a incienso. El cansancio se hace pesado en cada paso. A lo lejos vemos el sepulcro y delante de María Magdalena, abriendo camino, guiando nuestros pasos están nuestros niños, los niños de la Magdalena, que vestidos de penitentes ponen la luz en una noche oscura, como aquellos ángeles vestidos de blanco que sentados en el sepulcro preguntaron a María ¿por qué lloras?
Capas, capirotes, faraonas vienen y van. Se escuchan sus pequeñas voces preguntando, deseando saber en qué parada les toca llevar la naveta, el canasto, el incensario o cuándo vamos a repartir las chuches, aunque sean un secreto y si se portan bien, claro.
En definitiva, son los que nos sacan una sonrisa, los que nos llenan de vida. Ellos nos muestran el amor puro que vamos buscando. Ya lo dijo Jesús: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
María Magdalena desde lo alto nos observa. Su dolor se serena, se calma. Poco a poco va encontrando la paz al igual que la encontró cuando reconoció la voz de su Maestro al pronunciar su nombre.
Ya hemos llegado al sepulcro. Todos acompañamos a María y junto a ella somos testigos de la Buena Noticia. Cristo ha resucitado. Vayamos ahora también con ella a anunciar lo que hemos visto y oído.
Proclamemos al mundo entero que hemos estado en el sepulcro y que está vacío.
JESÚS RESUCITADO (Canto)
Esta es la historia de un hombre
que grande tuvo que ser.
María con esperanza
a sus discípulos acompaña
meditando en su corazón
las palabras que su Hijo
en vida les reveló.
Que su buena muerte
sería una victoria
pues su cruz era de amor
y al tercer día se verá la gloria
verán mi resurrección.
Qué grande tuvo que ser
bendita sea su gloria
que dos mil años después
sigue escribiendo la historia
y el mundo sigue con Él.
10.- RESUCITADO
Y salió el sol y nos embriagó la esperanza.
Es domingo por la mañana y Jesús quiere proclamar a los cuatro vientos que HA RESUCITADO.
Durante los días previos ha habido mucho trabajo, preocupación pues mi cofradía es la más joven y aunque tengo muchas ganas y de momento tengo pocos medios, al final lo que es importante es la voluntad, las ganas y la ayuda de todos mis hermanos cofrades porque El Resucitado en Cómpeta tiene raíces en el amor, en el compartir entre todos los hermanos que formamos este Grupo, hasta que yo decidí dar un paso adelante. Me siento muy feliz de formar parte de este Grupo Parroquial y de haber resucitado a la vida.
Ha llegado la hora de la salida por las calles del pueblo y durante el camino me siento acompañado por el cariño de la gente, recuerdo este día con mucha luz, la alegría de los quintos del año anterior que son los portadores de Jesús Resucitado y mucha paz porque cuando Jesús resucita, siempre deja paz.
“Paz a vosotros”, siempre fue el saludo en sus apariciones después de resucitar.
Veo a una madre ansiosa de ver a su hijo, son muchas las sensaciones que se pueden sentir en la Plaza Almijara, pero lo que más se verán son sonrisas, ojos llenos de amor, de expectación, de alegría, porque Jesús sale al encuentro de todos caminando sobre su trono señalando al cielo, mostrándonos el camino. La banda de música toca y ese compás lo llevan los portadores, como carga que no cansa y no pesa porque reparte amor sin que a la hora de la verdad le falte para nadie.
La Virgen viene detrás, vestida de alegría, con los brazos abiertos persigue el calor de su hijo a la vez que ofreciendo amor y entereza. Hoy toca que se le vea la sonrisa, las lágrimas que vemos en su rostro no son lágrimas de pena sino de felicidad. Hoy es el gran día de María, la Madre de la Esperanza, acompañada por la ilusión y la frescura de los Quintos de este año como es tradición. En la procesión, las voces de los quintos resuenan con vitalidad y alegría, con el mismo ánimo y fuerza que sentimos los cristianos al ver a tu Hijo Resucitado.
La alegría se percibe en toda la gente que te acompaña Señor, haz que tras este hermoso Domingo Glorioso, en el que tanto nos has de dar, crezcan en nuestros corazones la fe, la esperanza y la caridad para que cada día, en nuestras decisiones, encontremos la fortaleza de elegirte, siempre a ti y seguir el camino que nos has enseñado.
Jesús resucita delante de nuestros ojos cada día y en cada uno de esos momentos nos brinda la oportunidad de seguirle, Jesús es nuestra esperanza, Él es la luz que reconforta, que nos guía y la que todos llevamos dentro y la que ilumina nuestras vidas.
De poder vivir y tener la certeza y la alegría de que Jesús Resucitado está en medio de nosotros, ya nos lo dijo Él “Sabed que yo estoy con vosotros todos los dias hasta el fin del mundo”, en nuestras tareas diarias, en nuestra Galilea porque así lo hemos vivido y cantado en la Vigilia Pascual,
¡ Qué noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano con lo divino!
Y es Cristo, tu hijo Resucitado
Que al salir del sepulcro
Brilla sereno para el linaje humano,
Y vive y reina glorioso
Por los siglos de los siglos,
Amén
Con un corazón inmensamente agradecido, estamos llamados a seguir su ejemplo, a trabajar por un mundo donde reine la justicia y la paz, en nuestro seguimiento a Jesús, tenemos una misión, llevar esperanza a todas las criaturas, así nos lo dijo Él “Id por el mundo y predicad el evangelio”.
SÍGUEME (canto)
Sígueme, sin miedo
Sígueme, que te quiero
Sígueme, sígueme
Toma tu cruz, tus alegrías
Toma tu vida y sígueme
Sígueme, sígueme
Toma tu vida y sígueme.
Si las dudas son tu cruz ponlas en mí
Si los miedos pesan cárgalos en mí
Yo seré tu fuerza, un refugio para ti
Déjame habitar tu vida, hacerte feliz.
Sígueme, sin miedo
Sígueme, que te quiero
Sígueme, sígueme
Toma tu cruz, tus alegrías
Toma tu vida y sígueme
Sígueme, sígueme
Toma tu vida y sígueme.
Si la sed no te abandona, bebe de mí
Deja que sea tu fuente, confía en mí
No es ganar o perder, sino vivir
Y encontrar la paz permaneciendo en mí.
Sígueme, sin miedo
Sígueme, que te quiero
Sígueme, sígueme
Toma tu cruz, tus alegrías
Toma tu vida y sígueme
Sígueme, sígueme
Toma tu vida y sígueme
Toma tu vida y sígueme
DESPEDIDA
Aunque no lo creáis este acto está llegando a su final y en nombre del Grupo Parroquial quiero dar las gracias a todos los asistentes por compartir con nosotros esta noche de alegría y sentir cofrade.
Quiero dar las gracias a todos los que habéis colaborado en este Pregón:
- A Marcial por lo bien que ha interpretado las dos marchas y darle las gracias por estar muy contento e ilusionado cuando se lo propusimos.
- A Isabel que siempre está dispuesta a colaborar con nosotros, y nos hace disfrutar con el arte de combinar los sonidos del piano con su voz y conmover nuestra sensibilidad.
- A Paco por la presentación que ha hecho de los cofrades.
- A la junta de gobierno del Ayuntamiento por su implicación en y con este Grupo Parroquial, ayudando económicamente todo lo que puede para engrandecer la Semana Santa de Cómpeta.
- A todos los vecinos del pueblo por vuestra colaboración, por estar esperándonos estos días en vuestras casas y abrirnos vuestras puertas.
Gracias a todos los que colaboráis con la Semana Santa, a los portadores que sin ellos los cofrades no seríamos nada, a la Banda de Música que con su música dan la solemnidad a todos los actos y procesiones, a todos los fieles que participáis en las Eucaristías, en los Oficios y acompañáis a nuestros Santos Titulares.
Y mi último agradecimiento a mis cofrades, porque habéis demostrado que la unión hace la fuerza, que todo es posible y que todos tenemos capacidad, para hacer lo que nos propongamos, sólo hace falta voluntad.
Los cofrades queremos que nuestro pueblo siga siendo Sagrario de los más puros amores y cristianas costumbres bajo el retablo de su cielo azul y sobre la alfombra de sus calles estrechas y empinadas.
Ha llegado el momento de despedirme no sin antes desearos una feliz Semana Santa y dar la palabra al Padre Liviu para que nos invite a celebrar los actos de culto y vivir toda esta Semana de Pasión y darle el ánimo que necesitará durante toda esta Semana Santa.
Cómpeta, 23 de Marzo de 2024.