Pregón Antonio Navas Montes. 1993
Por ANTONIO NAVAS MONTES, Cronista Oficial de la villa
En Agosto de pasado año tuve el privilegio de poder pronunciar el pregón de la décimo séptima Noche del Vino de Competa, como todos Vds. Recordarán, Aquella noche rebosaba alegría por doquier, deleitándonos con la belleza de nuestros bailes y con la exquisitez de nuestro vino. Fue una fiesta entrañable en la que lo pasamos muy bien y pienso que también los que vinieron de fuera. Quizá no exagero si afirmo que la Noche del Vino es, hoy día, la fiesta pagana más importante de cuantas en Competa se celebran.
Pero no diría la verdad si no afirmara con la misma rotundidad, que la celebración de la Semana Santa de Cómpeta es igualmente la fiesta religiosa más importante de cuantas se celebran en este pueblo.
Vuelvo a ser distinguido por las Autoridades de mi pueblo, en este caso la Autoridad Religiosa, al ofrecerme esta Tribuna, para poder pronunciar este Pregón de la Semana Santa Cómpeteña.
Los mayores podrán recordar que en el año 1967 pronuncié un Pregón semejante en la Peña Recreativa Cultural de Competa, el Sábado de Pasión, y luego lo repetí en esta misma Santa Iglesia, el Miércoles Santo siguiente. Era Presidente de la Peña D. Sebastián Páez Torres (q.e.p.d.) y Cura Párroco D. Mariano Porras del Pino. Ya es hora , por tanto, de que deje paso a las nuevas generaciones y que sean otros lo que continúen un poco con estas cosas, que es necesario que continúen, y alguien tiene que hacerlas..
Propongo desde aquí, y hago votos para que así sea, el que se institucionalice, a partir de este año, el Pregón de la Semana Santa Cómpeteña. Este acto, enmarcado dentro de la más pura ortodoxia religioso-cultural podría ser organizado por el Párroco o por las mismas cofradías. En definitiva por el pueblo.
Y vamos ya sin más preámbulos a entrar en la materia que hoy nos congrega en este lugar sagrado, cual es hablar de la Semana Santa en general y de la Competeña en particular.
En la Semana Santa los católicos celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Así de escueto y así de profundo. La Semana Santa actual difiere en lo externo con la Semana Santa de hace un siglo; evidentemente pero en lo interno, en lo espiritual, no difiere tanto. Si acaso se ha acomodado a las nuevas directrices de la Iglesia Católica en esta materia.
En la celebración de la Semana Santa conviene distinguir por tanto dos aspectos fundamentales: primero el espiritual, interno y recogido, en el que la inmensa mayoría de los católicos solemos ponernos en paz con el Creador de cielo y tierra. Durante la Cuaresma hemos procurado procurando ser un poco mejores con nosotros mismos y con nuestros semejantes, nuestros hermanos en Cristo según el Evangelio.
El segundo aspecto, es el más representativo, teatral y público, como son las procesiones.
“ La procesión es el acto de ir ordenadamente de un lugar a otros, muchas personas, con algún fin público y solemne, por lo común religioso”.Los cristianos han ido construyendo imágenes principalmente de Jesús y María en determinados momentos y actuaciones de sus vidas, aquí en la tierra, tomadas de la Sagradas Escrituras y concretamente de los Santos Evangelios.
No soy capaz de dar una fecha del comienzo de nuestra arraigada costumbre de salir en procesión, fundamentalmente en la Semana Santa, pero ha de ser de varios siglos. Me estoy refiriendo naturalmente a las procesiones de la Semana Santa de Competa.
También en esta fiesta, como en otras muchas de carácter pagano, nuestra fiesta se distingue de las de otras ciudades. Los cánticos que solemnizan el septenario a la Santísima Virgen de los Dolores, las canciones que acompañan cada una de las catorce estaciones del Santo Vía crucis del Viernes Santo por la mañana, así como las estrofas angustiadas y sentidas que se cantan en cada una de las siete palabras en el Sermón del Viernes Santo por la tarde, no se cantan en ningún otro pueblo, que se sepa, de nuestro entorno. Estas canciones, con su letra y su música, se le atribuyen a un Párroco que hubo en Competa, a primeros de siglo, que se llamaba D. Andrés Gómez Camacho.
La Semana Santa propiamente dicha comienza el Domingo de Ramos. Tras la solemne Misa y la bendición de los ramos de olivo y las palmas, saldrá ala calla la primera procesión que dará su recorrido por la Carrera. En ella conmemoraremos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. El paso se conoce cariñosamente como “ la pollinica”.
La noche anterior había vuelto Jesús a Betania a había cenado en casa de Simón el Leproso. Lázaro, el resucitado días antes, se sienta a la mesa que sirve Marta. Maria, en agradecimiento a su amigo Jesús, por haberle devuelto la vida a su hermano Lázaro, rompe un tarro de alabastro que contenía perfume y lo derrama sobre la cabeza de Jesús. Judas protesta por este despilfarro y dice que con el dinero que el perfume calía se podía haber dado limosna a muchos pobres. El evangelista fedatario de es hecho, aclara que a Judas, que fundamentalmente era un ladrón, le traían sin cuidado los pobres. El gesto indica la avaricia de Judas y revela la raíz motivadora de la traición .
El domingo por la mañana Jesús va de Vetan a Jerusalén, y en el Monte de los Olivos, como a un Km. Se organiza una marcha triunfal. La gente grita ¡ Hosanna ¡ ¡ Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel ¡ Esta misma gente será la que días más tarde grite con más ahínco aún ¡ Crucificarle¡ ¡ Crucificarle¡
Según el evangelio del que hacemos uso constante, Jesús ese día visitó el templo y por la tarde volvió a Betania con sus discípulos.
Desde hace unos pocos años el miércoles Santo por la noche los competeños asistimos procesión de Nuestro Padre Jesús Cautivo, a cuyo paso se unió el pasado año el de Nuestro Padre Jesús atado a la columna. Dos imágenes bellísimas que recorren nuestras calles en medio del fervor popular, arraigado en los competeños. Y que se manifestará en todas y cada una de las procesiones de nuestra Semana Santa,
En su poesía “ El Cristo de los Gitanos”, o lo que es lo mismo al cristo de la Columna, dice el gran poeta José Carlos de Luna.
Amarrado a una Columna
Le escupen y le agofetean
Y le coronan de espinas.
Y la sangre,
Y la sangre le chorrea
Por la carita divina .
Arrepara como va,
Con las manitas atás,
En cueros y esmoresio
Como acá,
Cuando semos condusios
Por calumnia levantás.
Tenemos a Jesús cautivo y a Jesús azotado. Ya estaba en el ánimo de Caifás desde hacía algunos días el dar muerte a Jesús. Hobo orden de busca y captura anterior al Domingo de Ramos con el fin de asesinarlo, pero los acontecimientos de Jerusalén aconsejaron revocar esta orden. El sumo sacerdote Caifas había dicho a los escribas y fariseos: “ Os conviene que muera un solo hombre por el bien del pueblo y no perezca toda la nación”.
Con anterioridad a la detención de Jesús, tuvo lugar la traición de Judas. Siempre hubo traidores, confidentes y delatores y en el proceso que iba a padecer Jesús, no podía faltar.
A la puesta del sol del jueves, Jesús se reunión con los doce para celebrar la cena pascual. En ella revela que uno lo traicionará y dirigiéndose a Judas le dice: “ lo que has de hacer hazlo cuanto antes”. Judas salió del cenáculo, los demás quedaron sobre mesa bastante rato.
A Jesús lo prenden tras el beso que le dio Judas y que sirvió de identificación, “ A quien yo besare, aquel es “ Tras la escaramuza de Pedro se llevan a Jesús y sus discípulos le abandonan y huyen.
Ante Caifás Jesús es objeto de todo tipo de injurias, calumnias etc. Incluso se llevan testigos falsos para que declaren en su contra. De todas estas argucias se vale Caifás para poder llevar a cabo lo que venía pensando con anterioridad, que no es otra cosa que cometer un crimen por razón de Estado. Una de las acusaciones por las que a Jesús lo condenan a muerte, “ Reo es de muerte”, es por decir “ Tu has dicho “, cuando se le pregunta si él es el Hijo de Dios .
Pero Caifás no tiene poder de mandar ejecutar una sentencia de muerte, de ahí que mande a Jesús al Pretorio donde, Poncio Pilato, Procurador de Roma en la Judea, era la autoridad que debía confirmar o revocar la pena.
Poncio Pilato no encuentra delito en este hombre. Se encuentra como aturdido y envía a Jesús a Herodes, por entender que era Galileo y por una cuestión competencial o jurisdiccional. Herodes era la Tetrarca de Galilea. Herodes rechaza la competencia y devuelve al reo a Poncio Pilato. La mujer de Poncio Pilato Claudia Prócula, le envía un recado a su marido en el que le dice “ No resuelvas nada contra este justo, porque con muchas la congojas que he sufrido en sueños por su causa. “ Como veis siempre hubo recomendaciones hasta para los jueces.
Poncio Pilato se resiste a condenar a muerte a Jesús y por ello lo manda azota. Pero más tarde se rendía ante el pueblo judío, con el conocido gesto de lavarse las manos públicamente, dando a entender con ello que nada tenía que ver en la ejecución de Jesús Nazareno Rey de los Judíos, título que él mismo le puso.
El jueves Santo volvemos a tener una importante procesión. La encabezada la bella imagen de nuestro Padre Jesús Nazareno, seguido de la no menos bella María Magdalena y la Santísima Virgen en su advocación de los Dolores. El recorrido, siempre por la “ estación larga”, se hace y difícil y pintoresco a la vez, pues el paso por las empinadas y angostas calles, rozando las macetas de los balcones y rejas, revolviendo una esquina tras otra , es de gran belleza y tipismo que no comentemos demasiado los de aquí , por la costumbres que tenemos de vivirla años tras año.
Los tronos son cada vez más bonitos . Las bandas de cornetas y tambores redoblas y ordenas la procesión. Me consta el gran esfuerzo desinteresado que llevan a cabo los Hermanos Mayores de todas la Cofradías de Competa, a las que casi todo el pueblo está apuntado y colabora económicamente por mantener y mejorar todas la impedimentas que las imágenes y los tronos necesitan. Vaya desde aquí mi público y particular agradecimiento.
Amanecer del Viernes Santo. Santo Vía crucis al que asisten todos los hombres de Competa. Muchos competeños vienen sólo para esta procesión, por que el Vía Crucis lo llevamos todos nosotros muy dentro. También hay aquí una nota diferenciada respecto de otros pueblos. Porque a esta procesión solo van los hombres, que cada año participan más en el mismo , cantando canción tras canción durante las dos horas aproximadamente que dura la procesión. La sobria imagen de Cristo en la Cruz, obra del insigne Catedrático competeño D. Placido Ávila Reina, se eleva majestuosa sobre la muchedumbre que le acompaña y que a su regreso abarrota la plaza. Este acto supone un sacrificio, que alguien puede decir que se hace por costumbre piadosa. Yo afirmo que es una manifestación inequívoca de la religiosidad de los competeños. Muchos le dirán al Hijo de Altísimo, como en el soneto a Cristo Crucificado.
“ No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.
Tu me mueves, Señor, muéveme el verte
Clavado en esa Cruz y escarnecido
Muéveme el verte tu cuerpo tan herido
Muéveme tus afrentas y tu muerte.......
Pasado el mediodía del Viernes Santo, Cristo llegó al Gólgota con su cruz a cuestas. Entre dos ladrones lo crucificaron. Junto a la Cruz había muy poca gente seguidora de Jesús. ¿ Donde estaban sus discípulos, salvo uno? ¿ donde los curados? ¿por qué no estaban todos los que comieron sus panes y sus peces? . Efectivamente, a la hora de la verdad como le ocurre a cualquiera de nosotros en nuestros días, cristo contó como no podía ser de otra manera, contó con su Santísima Madre, la Virgen María.
Conviene poner de manifiesto el fenómeno de la Rendición, que también conmemoremos durante la Semana Santa. Cuando ya se está agotado el cumplimiento de la pena, es decir, cuando Cristo ya está crucificado, por las propios méritos que Jesús derrama en todo este padecimiento, comienza la Redención salvado la primera alma; la del ladrón arrepentido. “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. El redentor ha de ser Dios y Hombre-Jesucristo- y no hay más que una sangre redentora: la que derramó nuestro Señor en la Cruz.
Pero con Cristo redentor en la Cruz, María ejerce su oficio de corredentora, ofreciendo aquél cuerpo y aquélla sangre que eran también suyas, uniendo todos sus dolores con los dolores de Jesús.
Alrededor de las tres de la tarde, Cristo dio una gran voz, “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” e inclinando la cabeza expiró. Se acaba de ejecutar la sentencia impuesta a Jesús por los delitos de los que se le acusaba. Un delito religioso de blasfemia – por decir ser Hijo de Dios – y otro un delito político de sedición - por decir ser rey de los Judíos-.
Pero al pie de la Cruz estaba María. Reproduzcamos en nuestra imaginación la escena de Calvario. El horizonte aparece entenebrecido. Todos han vuelto a Jerusalén. Queda tan solo en el Gólgota la cruz redentora, cuyos brazos oscuros se recortan sobre el cielo oscurecido. Y al pie de la Cruz, una mujer. La única que ha comprendido el misterio de la Cruz y por tanto la adora en aquel instante. Las demás personas que acompañaron a María durante la crucifixión, son presas de la duda, de la confusión y el terror.
María Santísima percibe, comprende y siente con plenitud el drama que se ha desarrollado en el Calvario. Sabe que rasgado el velo del templo, ha muerto la sinagoga; que ha nacido la Iglesia y que en los siglos venideros el signo del nuevo pueblo de Dios, será la Santa Cruz. He ahí a la mujer fuerte. María al pie de la Cruz es una bellísima expresión simbólica de la misma.
Por eso María aparece siempre acompañando a sus Hijo a lo largo de su pasión, muerte y resurrección. El día de Viernes Santo, en la primera procesión de la noche, le siguen al Cristo Crucificado, María Magdalena, la Santísima Virgen de las Angustias, el Santo Sepulcro, talla del mismo autor que el Crucificado, y cerrando el cortejo. Su Santísima Madre, la Virgen de los Dolores. Gran procesión es ésta, que la componen cinco pasos a cual más lucido, en los que cada uno se esmera para no defraudar a sus conciudadanos. Su recorrido es preciado desde los rincones, poyos y balcones de su recorrido, por multitud de personas que por diversas causas no participan en la procesión. Lo que si es cierto es que esa noche no están en casa nada más que aquellos que están enfermos o impedidos.
En la larga noche del Viernes Santo contemplamos los competeños una nueva y particular procesión Vuelvo a reiterar aquí la singularidad de la Semana Santa competeña, pues a la Soledad, que así se llama la última de las que salen en este día, solo van mujeres. La única imagen de esta ordenada y devota procesión es la santísima Virgen de los Dolores, que viste de luto riguroso, y que es llevada por hombres que necesariamente han de ser casados. La mujer competeña acompaña en su soledad a la Virgen más querida de Competa. Son más de las doce de la noche. La luna está llena, el cielo levemente se rompe por el redoble del tambor.
Cuando yo era niño, puesto que no podíamos ir a la procesión nos dedicábamos a contar las mujeres que iban en ella. Uno contaba las de una fila, el otro la de la otra. Algo parecido hacían la niñas en la procesión del Vía Crucis, donde como ya he dicho, sólo van hombres.
Los amigos de Jesús, José de Arimatea y Nicodemo lo habían bajado de la Cruz y lo dejaron un rato en los brazos de sus madre. Esta estampa la tenemos bellísima en la Virgen de las Angustias, que un rato antes desfilaba en la procesión. Después le dieron sepultura y le colocaron una gran piedra por delante del sepulcro. Se había hecho todo lo que humanamente se podía hacer.
Pero la Virgen, de vuelta a su casa, no está sola. La acompaña en su sentimiento, en su soledad y en su dolor, al menos en Competa, todos los competeños, que nos sentimos hijos de María. No en vano unas horas antes, cuando Cristo estaba en la Cruz, se dirigió a su madre, y le dijo: “ Mujer, he ahí a tu hijo”, dirigiéndose luego a su discípulo amado Juan, le dijo “ Hijo he ahí a tu madre”.
Después de este largo día del Viernes Santo pudiera parecer que la Semana Santa está casi acabada. Y es verdad en lo material , pero no en lo sustancial. Lo que los católicos conmemoramos a lo largo de la Semana Santa es la pasión, muerte y resurrección de Cristo, y en esta momento estamos todavía en la muerte.
Pero al tercer día resucitó en el Credo, y nos encontramos entonces en el Domingo de Resurrección. Ultimo día de la historia que conmemoramos y día esta del gran triunfo del cristianismo. Cristo venció a la muerte y al pecado y con él salvó a toda la humanidad para el Padre.
Tras la misma solemne saldrá la ultima procesión con el Cristo Resucitado, en cuya talla el escultor fijó ya sus ojos mirando al cielo. María Magdalena, la en otro tiempo criticada, pero siempre amiga del Nazareno, que ya viste de manera más alegre, y se ha dejado el Cáliz que siempre llevaba, donde recogía las lágrimas que derramaba los días anteriores durante la pasión. Cierra la procesión la Santísima Virgen de los Dolores a la que se le cambió la cara de tristeza por la de gozo y su riguroso luto por el manto azul, color del cielo, a donde llegará un día en cuerpo y alma.
Se acabó así nuestra Semana Santa. Una Semana Santa, ésta de Competa, que cada año resulta más bonita, espléndida, y vistosa en lo externo y más recogida y edificante en lo interno y trascendental. Esto es debido por una parte, al gran esfuerzo y dedicación que todos los mayordomos de todas las Cofradías ponen, de manera altruista, a lo largo de todo un año; y de otra, al importantísima labor de apostolado de nuestro Párroco D. Jesús Cuenca, al que todos queremos y respetamos, no sólo por lo que representa dentro de la Iglesia Católica, sino por su calidad humana.
Estoy seguro que todos y cada uno de los competaños cuando miremos los rostros de la imágenes de Jesús y María en las procesiones le pediremos algo. Si, pidámosle por nuestro pueblo, por sus Autoridades y sobre todo salud para celebrar la Semana Santa del año que viene.
Reitero a D. Jesús y los mayordomos mi felicitación, y todos Vds. Mis queridos paisanos y amigos, les doy las gracias más sinceras por le cariño y amistad que me dispensáis.
Semana Santa 1.993.